Que no te sorprenda


Pastor Víctor Cortes


El Lobo de la Muerte
Entonces me llamarán, pero no les responderé; me buscarán, pero no me encontrarán. Proverbios 1:28
Una de las fábulas de Esopo presenta a un pastorcito que cuidaba a un rebaño de ovejas. En broma y para asustar a los aldeanos, gritó una y otra vez: «¡Lobo! ¡Lobo!», riéndose luego de los aldeanos que se apresuraron a venir en su auxilio.
Cuando sucedió de veras que el lobo vino a atacar a su rebaño, el niño gritó pero fue ignorado. Su broma terminó siendo una trampa cuando la muerte llegó a su puerta.
Imaginemos que el pastorcito es una persona religiosa nominal, y que los aldeanos representan al Dios de las Escrituras.  Hay personas que van por la vida como si vivir fuera un juego, entreteniéndose con la religión, y creyendo que cuando llegue el día del juicio Dios les salvará de la destrucción.  Piensan en el evangelio cuando tienen un rato libre, o cuando surge alguna crisis en su vida, pero nunca se comprometen de veras a tener una relación salvadora con Cristo.
Si ha estado viviendo su vida en la periferia de la fe, no espere hasta el último día. Clame a Cristo con fe antes de que sea demasiado tarde. Mejor será llamar a Jesús mientras tiene aliento, y no cuando ya no pueda pronunciar su nombre.

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