Aprendiendo de la Palabra de Dios
EL LEPROSO LIMPIADO Mateo 8:1 Jesús sana a un leproso Cuando descendió Jesús del monte, le seguía mucha gente. Mat 8:2 Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Mat 8:3 Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció. Mat 8:4 Entonces Jesús le dijo: Mira, no lo digas a nadie; sino vé, muéstrate al sacerdote, y presenta la ofrenda que ordenó Moisés, para testimonio a ellos. INTRODUCCIÓN: Jesús toca al leproso. Sabemos por la legislación divina que trae el Antiguo Testamento, que los leprosos eran considerados inmundos: eran intocables en el sentido más puro de la palabra. La lepra, según los cánones hebreos, constituía una señal clara de la maldición divina. El afectado debía vivir solo, apartado de toda compañía humana, indicando con vestimentas rasgadas y pelo despeinado su extrema angustia. Debía taparse la boca no sea que su al