POSESIONES DEMONIACAS


Posesiones demoníacas, ¿cómo identificarlas y ministrar liberación?
Laura comenzó a experimentar mareos inexplicables. Inicialmente pensó que estaba embarazada. Conforme pasaban los días, supuso que el suyo era un cuadro de diabetes. Ni lo uno, ni lo otro.
–Con el resultado de las pruebas de laboratorio, considero oportuno que exploremos la posibilidad de que se trate de una virosis, o en el peor de los casos, de una alergia–, le dijo el médico especialista–. Le sugiero que comience a identificar qué le despierta náuseas. Evalúe si se trata de algún alimento o ambiente, en particular–.
La joven quedó perpleja. Los síntomas se tornaron más frecuentes. Cierto día, antes de salir hacia el trabajo, comprobó que estaba muy pálida. El espejo no podía mentir. La tez de su piel le llamó la atención y a la vez, le despertó preocupación.
Una amiga la invitó a un servicio religioso. Laura sólo recuerda que, apenas cruzó el umbral, perdió el conocimiento. Volvió en sí acostada en su cama. Le pareció como si hubiesen pasado horas, tal vez días.
–No me puedo explicar qué ocurrió–, comentó Richard, su esposo–. De pronto caíste al suelo y comenzaste a convulsionar–.
–¿Será epilepsia?—preguntó sorprendida.
–No creo, Laura, Incluso cambiaste el tono de voz. Primero escuchábamos a través tuyo a un niño; después las expresiones airadas de un anciano–.
Hablaron por un buen rato del incidente, que no fue el único. Las manifestaciones—que un ministro de liberación identificó como demoníacas—se hicieron sucesivas y con poco espacio de frecuencia. “Creo que Laura abrió puertas a la dimensión del ocultismo. Satanás vio la oportunidad y tomó ventaja”, anotó el pastor.
Las ataduras de Satanás se rompen
Millares de personas en todo el mundo sufren opresión, bien sea por la posesión demoníaca o por la influencia que ejerce el enemigo mediante dominio sobre ciertas áreas de la persona. En todos los casos la persona que atraviesa por esa situación, llega a pensar que es imposible romper las cadenas.
Durante su ministerio terrenal el Señor Jesús trajo libertad a quienes se encontraban cautivos por Satanás. “Así que Jesús recorrió Galilea entera predicando y expulsando a los demonios.”(Marcos 1:39. Nueva Biblia al Día) Las Escrituras especifican que “Su fama llegó a Siria, y le traían todo tipo de enfermos. No había enfermo, endemoniado, loco o paralítico que le trajeran y a quien no sanara.”(Mateo 4.24, Nueva Biblia al Día)
La preocupación de nuestro amado Salvador fue la sanidad de los enfermos y la liberación de los oprimidos por el demonio.
¿Cómo ha gobernado el poder de las tinieblas? Mediante el pecado. Pero justo en esa esfera obra la redención del Señor Jesús, mediante su muerte y resurrección: trayendo perdón y abriendo las puertas a una nueva vida. “Pero el Hijo de Dios vino a destruir las obras del diablo.”(1 Juan 3:8. Nueva Biblia al Día)
¡Hay libertad para todos aquellos que se encuentran bajo ataduras de opresión! Jamás olvide: ya que “…los hijos de Dios no son de carne y hueso, Jesús también compartió esa naturaleza de carne y hueso, para así anular, por medio de su muerte, al que tiene el dominio de la muerte, al diablo, y poder librar a los que vivían siempre en esclavitud por temor a la muerte.”(Hebreos 2:14, 15. Nueva Biblia al Día)
Un paso inicial y esencial para traer liberación a quienes se encuentran bajo cautividad, es que comprendan la grandeza de la obra del Señor Jesús. Es imperativo que reconozcan—en su mente y en su ser—que gracias a nuestro Redentor, el amado Señor de nuestras vidas, toda atadura se rompe, tal como lo dijo: “Entonces conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.”(Juan 8:32, Nueva Biblia al Día)
Traigo a colación al reverendo Hank Kunneman cuando escribe: “Tenemos poder sobre el diablo para echarlo tanto de nuestras vidas como de las vidas de los demás. Algunas personas, sin embargo, quieren seguir atadas, y les gustan sus fortalezas demoníacas; sólo les disgustan el dolor y el sufrimiento que producen la esclavitud. En vez de obrar para ser liberados eligen pasar “un día más con las ranas”… Levántese, sacúdase, y decida que esto es lo que quiere. La oscuridad no puede morar con la luz. Los demonios odian la rectitud, y el poder de la unción de Dios rompe todo yugo y deshace toda pesada carga en su vida.” (Periódico Vida y Valores, Venezuela)
El poder de las tinieblas salta a la vista
Hace pocos días en Santiago de Cali, tres jóvenes jugaron con la tabla Ouija; argumentaron que lo hacían por curiosidad. En menos de tres horas una de ellas evidenció posesión demoníaca.
Dos ministros, uno católico y otro ortodoxo griego, procuraron la liberación, pero los esfuerzos resultaron infructuosos. Incluso intervino la policía. Nada resultó. Sin embargo los ataques que parecían de epilepsia, y el tono de voz de ultratumba de la chica, llamaron poderosamente la atención de los medios de comunicación. Al día siguiente fue titular de primera plana en los diarios.
Alguien explicó que se trataba de un trastorno sicológico. ¡Satanás logró llamar la atención y desviar hacia una causa, con explicación científica, lo que en realidad era una posesión!
La Biblia relata que mientras el Señor Jesús recorría la región de los gadarenos “…un endemoniado salió del cementerio y se le acercó. Vivía entre los sepulcros y tenía una fuerza que, cada vez que lo encadenaban de pies y manos, rompía las cadenas y se iba… Día y noche vagaba solitario por los sepulcros y los montes gritando e hiriéndose con piedras afiladas.”(Marcos 5:3-5. Nueva Biblia al Día)
Esas son apenas algunas de las manifestaciones de alguien que se encuentra endemoniado; pero hay también otras: exaltación, gritería incontrolada, rebeldía, aversión a todo aquello que esté asociado con la obra de Dios, una actitud desafiante; también náuseas, mirada penetrante y llena de odio, cambio en el tono de voz, dificultades para orar y leer la Biblia, expresiones vulgares e imposibilidad para reconocer el Señorío de Cristo.
Cuando Satanás se ve amenazado, inmediatamente reacciona. Eso es lo que ocurre con las manifestaciones demoníacas. ¿Recuerda al gadareno que estaba poseído? “Cuando vio a lo lejos que Jesús se acercaba, corrió a su encuentro, cayó de rodillas ante él y gritó con fuerza:–¿Qué tienes contra mí, Jesús, Hijo del Dios Altísimo?¡Te suplico por Dios que no me atormentes!”(Marcos 5:6, 7. Nueva Biblia al Día)
Cuando se encuentre frente a alguien con una caracterización muy similar, es necesario que le hable a la persona. Llévela a que de nuevo tome el control, porque sin duda los demonios querrán dejarle la mente en blanco.
Una vez recobre el dominio sobre sí misma, lleve a la persona a comprender que sólo con el poder de Jesucristo puede ser libre. Debe tomar la decisión porque de lo contrario el enemigo seguirá ejerciendo gobierno, bien sea por dominación o influencia demoníaca.
Recuerde que tal como anotan las Escrituras, Satanás ya está vencido. El apóstol Pablo explicó a los creyentes de Colosas: “De hecho, ustedes estaban muertos a causa de sus pecados y no se habían despojado de su naturaleza pecaminosa; pero Dios nos vivificó con Cristo y nos perdonó los pecados. Él eliminó la prueba acusatoria que había contra ustedes, es decir, los mandamientos de la Ley. Esa quedó anulada cuando la clavó en la cruz. Y así despojó a los seres espirituales que tienen poder y autoridad, y, por medio de Cristo, los humilló públicamente y los exhibió en su desfile triunfal.”(Colosenses 2:13-15. Nueva Biblia al Día).
¿Se da cuenta? El poder de las tinieblas ya fue vencido. Cristo, nuestro amado Salvador, resultó victorioso.
La decisión personal es clave
En el proceso de liberación, la decisión personal es clave. Es cada quien el que determina si quiere seguir bajo la atadura de Satanás, o por el contrario, procede a renunciar a todo pacto que haya hecho con el ocultismo. Es apenas natural que los demonios no querrán salir del cuerpo e incluso, amenazarán con quitarle la vida a quien es víctima de posesión o influencia; sin embargo, son mentiras de Satanás. Constituyen una cortina de humo para permanecer ejerciendo control.
En este “choque de poder”, cuando se desafía el poder ocultista en el que se ha estado sumido por mucho tiempo, es imprescindible que se deposite toda confianza en Dios, dejando de lado el temor.
En la Biblia leemos que “El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida; ¿quién podrá amedrentarme?. Aun cuando un ejército me asedie, no temerá mi corazón; aun cuando una guerra estalle contra mí, yo mantendré la confianza.”(Salmo 27:1, 3. Nueva Versión Internacional)
Además de la renuncia, cada uno debe optar por deshacerse de todo lo que le relacione con el ocultismo o pactos que haya podido hacer “…para que Satanás no se aproveche de nosotros, pues no ignoramos sus artimañas.”(2 Corintios 2:11, Nueva Versión Internacional)
Ordene a todos los espíritus que salgan
En la medida en que la persona esté conciente, llévela para que ordene a todos los espíritus salir de su cuerpo. Si hay manifestación demoníaca, le corresponde a usted como ministro de liberación hacerlo. Ordénele a los entes de maldad que salgan. Hay autoridad de Cristo en su vida, tal como Él, en su ministerio terrenal lo hizo: “Al ponerse el sol, la gente le llevó a Jesús todos los que padecían de diversas enfermedades; él puso las manos sobre cada uno de ellos y los sanó. Además, de muchas personas salían demonios que gritaban: « ¡Tú eres el Hijo de Dios!» Pero él los reprendía y no los dejaba hablar porque sabían que él era el Cristo.”(Lucas 4:40, 41, Nueva Versión Internacional)
Pero, tome nota: estoy hablando de ejercer autoridad en Cristo no de imponer las manos a los endemoniados, que es una confusión a la que se presta el texto si se lee con rapidez y no con cuidado y discernimiento.
Cabe aquí resaltar que al liberar a los cautivos, el Señor Jesús trató con los demonios, no con la persona que al fin y al cabo, estaba era bajo atadura; El Salvador echó fuera a los demonios, no había necesidad de ordenar a gritos, como ocurre hoy día en muchas iglesias. La gritería no reemplaza la autoridad en Cristo. Tampoco acudió al zapateo ni a gestos grandilocuentes como tratando de asustar al diablo. Otro elemento es que no se dejó perturbar por el demonio y menos intimidar, que es una estrategia a la que suelen acudir los espíritus de maldad.
Reconociendo a Jesucristo como Señor
Una vez la persona ha sido liberada, es esencial que declare a Jesús como Señor y Salvador. Si no lo había hecho en el proceso o antes de la liberación, debe recibir a Cristo en Su corazón. Recuerde que al hacerlo, se le da plena autoridad al Señor para que gobierne a la persona.
El espíritu inmundo que vuelve (Lc. 11.24-26)
Mat 12:43-45 dice: Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla. Entonces dice: Volveré a mi casa de donde salí; y cuando llega, la halla desocupada, barrida y adornada. Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero. Así también acontecerá a esta mala generación.
Es importante observar en el texto de Mateo y Lucas tres palabras claves: desocupada, barrida y adornada. A los espíritus demoniacos no le interesan tanto lo de barrida y adornada, pues ellos las ensuciaran y la desordenaran; a ellos les llama más la atención el hecho de que está desocupada.
Es imperioso que el liberado comprenda que debe llenar su vida con la presencia de Dios, la Palabra de Dios, los ejercicios espirituales de oración, ayuno, adoración y alabanzas a Dios presentando su cuerpo en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es el culto racional que El pide.
Debe estar alerta a la advertencia de Efesios 4:27, “ni deis lugar al diablo”. Ocupar su mente, alma y corazón en Dios, Ocuparse en conocer a Dios y ese conocimiento le hará libre (Juan 8.32).

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