Pagando un precio:


EL ALTO PRECIO DE SER FIEL A DIOS
1 Reyes 19-22
 “Tras el terremoto hubo un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego se escuchó un silbo apacible y delicado. Cuando Elías lo oyó, se cubrió el rostro con el manto, salió y se puso a la puerta de la cueva. Entonces le llegó una voz que le decía: ¿Qué haces aquí Elías? Él respondió: He sentido un vivo celo por Jehová...”. 1 Reyes 19:12-14ª
Pastor Víctor Cortes, predicando en
San Jacinto del Cauca (Bolívar)
El encuentro de Jehová con Elías tiene como escenario, el monte Horeb (Sinaí), en donde el mismo Señor hizo un pacto con Israel. Sin embargo, hay una gran diferencia en el modo de la revelación divina: Según Éxodo 19, Jehová manifestó su presencia en el huracán, el terremoto y el fuego; aquí en cambio, esas señales preceden al silbo apacible y delicado en el cual se presenta el Señor. Esto contrasta al Dios de Israel con Baal, el dios de las tormentas y fenómenos meteorológicos (RV95)
En 1 Reyes 20, El rey Acab tenía 2000 carros y 10000 infantes; mientras que los aliados enemigos tenían 3949 carros, 1900 jinetes, 1000 camellos y 62900 infantes. Acab estaba fatalmente envuelto en la guerra contra el rey de Damasco; Ben Adad se alió a 32 reyes para atacar a Israel; pero Dios animó a Acab por medio de un profeta, para que inicie la batalla y tenga la seguridad que el Señor vencería a todos sus enemigos y así ocurrió.
En 1 Reyes 21, Cuando Nabot de Jezreel no quiso venderle su viña, el rey Acab se puso triste, su mujer Jezabel sobornó a dos hombres malvados para que testifiquen contra Nabot, diciendo que él había maldecido a Dios y acto seguido el pueblo lo mató. Cuando Acab iba a tomar posesión de la viña, se le aparece Elías, el profeta, quien lo amonesta y profetiza que los perros beberán la sangre de él y su mujer. Entonces, Acab ante esta sentencia se humilla y Dios decide hacer justicia en tiempos de su hijo.
En 1 Reyes 22, Los falsos profetas anunciaban “cosas positivas”, el éxito; pero el profeta Micaías dijo: “Lo que Dios me diga eso diré”. Se mantuvo fiel a Dios, a pesar de la cárcel. Josafat un buen rey de Judá, agradó a Dios, aunque no quitó los santuarios paganos, debió asesorarse bien y evitar la mala compañía de Acab. Mientras Ocozías, rey del Norte, hizo lo malo ante Dios.
Pague el precio de la fidelidad para agradar a Dios.
ORE:
Padre, quiero ser fiel a pesar de las criticas, para adorarte sólo a ti.

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